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Durante 2023 y 2024 fallecieron más personas por covid-19 que por gripe y casi el 90% no tenía la dosis de refuerzo recomendada.
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A diferencia de la gripe, el COVID puede dejar síntomas prolongados que afectan la calidad de vida, incluso en infecciones leves o asintomáticas.
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El virus de COVID sigue cambiando, mantenerte al día con la vacunación es crucial.
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Ahora hay una nueva vacuna contra COVID de tecnología segura y actualizada contra las variantes del virus circulante de acuerdo a las recomendaciones de OMS.
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El registro definitivo de ANMAT convierte a ARVAC en la única vacuna contra COVID disponible en farmacias y centros de vacunación del país.
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Algunas de las secuelas más comunes del COVID son:
Cansancio extremo o fatiga persistente, incluso después de descansar bien.
“Niebla mental” o dificultades para concentrarse y recordar cosas simples.
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Algunas de las secuelas más comunes del COVID son:
Dolor de cabeza frecuente, mareos o zumbidos en los oídos.
Palpitaciones o falta de aire al hacer actividades habituales.
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Algunas de las secuelas más comunes del COVID son:
Dolor muscular o en las articulaciones sin causa clara.
Cambios en el estado de ánimo, como ansiedad, insomnio o depresión.
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El origen de las vacunas basadas en proteínas recombinantes —la tecnología vacunal con mejor perfil de seguridad desarrollada hasta la fecha— se remonta a 1982, cuando mediante ingeniería genética se logró producir la proteína antigénica del virus de la Hepatitis B en levaduras (Saccharomyces cerevisiae), sin necesidad de cultivar el virus patógeno.

En 1997, el Laboratorio Cassará desarrolló AgB, la primera vacuna de subunidad proteica recombinante contra la Hepatitis B fabricada en América Latina, la cual se aplica a recién nacidos desde entonces como parte del calendario nacional de vacunación.

A fines de 2020, en el contexto de la pandemia, un grupo de investigadores del CONICET y la UNSAM se vinculó con el Laboratorio Cassará para desarrollar una vacuna nacional de refuerzo contra COVID-19 basada en la misma plataforma tecnológica, modernizada para permitir la adaptación rápida frente a nuevas variantes del virus en un plazo estimado de cuatro meses.

En mayo de 2021 se logró la producción a escala industrial del antígeno de la variante original (Wuhan), y posteriormente se desarrollaron versiones específicas para las variantes Gamma, Delta, Ómicron BA.1, BA.4/5, XBB y, más recientemente, JN.1.

Los estudios preclínicos concluyeron en diciembre de 2021, permitiendo avanzar con los estudios clínicos de Fase I en 2022, y los de Fase II y III durante 2023, lo que culminó con la aprobación del registro definitivo por parte de ANMAT a finales de ese año.

El desarrollo de ARVAC implicó la articulación de una red público-privada con más de 600 científicos, profesionales de la salud y técnicos, pertenecientes a 18 instituciones, con el objetivo de lograr soberanía sanitaria en vacunas mediante capacidad de producción nacional.

Tipos de vacunas

Esta tecnología permite:

Los estudios clínicos de Fase 2 y 3 demostraron que ARVAC es altamente eficaz como vacuna de refuerzo, generando una respuesta inmune potente, sostenida y segura frente a variantes relevantes del SARS-CoV-2.

Más del 90 % de las personas vacunadas con ARVAC desarrollaron seroconversión con títulos elevados de anticuerpos neutralizantes

En adultos mayores de 60 años, el 90 % alcanzó niveles de anticuerpos superiores a 1030 UI/ml, cifra que se asocia con una protección estimada del 90 % contra la enfermedad sintomática.

Los niveles de anticuerpos neutralizantes inducidos por ARVAC se mantuvieron significativamente elevados durante al menos 12 meses post vacunación, lo que sugiere una duración prolongada de la protección.

Estudios preclínicos adicionales han mostrado que la nueva formulación actualizada JN.1 genera respuesta cruzada frente a variantes emergentes como KP.3.1.1 y XEC, reforzando su potencial como plataforma adaptable.

El virus que causa COVID continúa circulando y siendo la principal causa de hospitalizaciones por infección respiratoria aguda en adultos. De acuerdo con el boletín epidemiológico nacional durante 2023 se registraron cinco veces más fallecidos por COVID que por gripe, y el 89% de ellos no había recibido la dosis de refuerzo recomendada. Durante el 2024 también fallecieron más personas por COVID-19 que por gripe.
El virus que causa COVID-19 muta y cambia con el tiempo, evolucionando para escapar de las defensas del sistema inmunológico de forma similar al virus de influenza que causa gripe. Como resultado, las personas que no han recibido una vacuna actualizada contra las nuevas variantes del virus SARS-COV-2 con la frecuencia recomendada pueden no estar adecuadamente protegidas contra la enfermedad por COVID-19.
Se recomienda que las personas reciban refuerzos contra COVID con la siguiente periodicidad:
- Mayores de 50 años, menores de 50 años con comorbilidades y personas con inmunocompromiso: una dosis cada 6 meses.
- Menores de 50 años sin comorbilidades: una dosis anual.
- Personal de salud: 1 dosis anual.
Los expertos de la CONAIN (Comisión Nacional de Inmunizaciones) recomendaron la incorporación de la vacuna COVID al Calendario Nacional de Vacunación.
Las personas de bajo riesgo de hospitalización o muerte por COVID-19, cada vez que se reinfectan y vuelven a enfermarse por COVID-19 tienen efectos acumulativos en el deterioro de su salud. Esta es una diferencia fundamental de COVID-19 respecto de la gripe. La reinfección con SARS-CoV-2 contribuye a riesgos adicionales significativos de mortalidad, hospitalización y secuelas en varios órganos, aumentando los riesgos de contraer enfermedades neurológicas, cardiovasculares, hematológicas, renales y diabetes, entre otras.
Es decir que, a diferencia de la gripe, cada vez que una persona se enferma por COVID-19 tiene más predisposición a tener demencia, diabetes, síndromes metabólicos, y otras enfermedades.
Mientras que las reinfecciones por otros virus respiratorios se pueden tolerar, no está claro que la acumulación de reinfecciones por SARS-COV-2 a lo largo de los años se pueda tolerar, incluso en personas sanas.
Nature medicine https://doi.org/10.1038/s41591-022-02051-3
Estudios publicados indican que las personas que se reinfectan y vuelven a enfermarse otra vez por COVID-19, tienen 3.54 veces más riesgo de tener secuelas pulmonares, 3 veces más riesgo de tener trastornos cardiovasculares, 3 veces más riesgo de tener trastornos de coagulación y hematológicos, 2.48 veces más riesgo de tener trastornos gastrointestinales, 3.55 veces más riesgo de tener trastornos renales, 2 veces más riesgo de tener trastornos de salud mental, 1.70 veces más riesgo de tener diabetes y 1.6 veces más riesgo de tener trastornos neurológicos.
Las personas que se reinfectan y vuelven a enfermarse dos o más veces, aumentan aún más sus riesgos de contraer enfermedades.
Es decir que, a diferencia de la gripe, cada reinfección con enfermedad sintomática por COVID-19 genera un deterioro acumulativo de la salud.
Nature medicine https://doi.org/10.1038/s41591-022-02051-3
Estudios publicados en mayo de 2024 de seguimiento a tres años en 135.000 personas infectadas, indican que el riesgo de muerte se mantiene elevado incluso a tres años de ocurrida la infección y hospitalización. El SARS-COV-2 es un virus nuevo, no hay otro estudio publicado de seguimiento por más de tres años.
Los estudios han informado que en pacientes hospitalizados por COVID-19 el SARS-CoV-2 lleva a una infección sistémica con replicación viral en sitios extrapulmonares y persistencia de ARN del virus en varios tejidos durante años. No está claro en qué medida la lesión durante la fase aguda o la persistencia viral participan en el riesgo prolongado en estos órganos.
Reducir el riesgo de hospitalización aumentando la aceptación de la vacunación es una estrategia clave para reducir el riesgo de pérdida crónica de salud en personas con infección por SARS-CoV-2.
Nature medicine https://doi.org/10.1038/s41591-024-02987-8
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